1/12/16

Agua

A este post lo escribí en 2009 en Ya Pasará - Actualizo y recontextualizo. Fue el mismo día que un cuerpo querido fue cenizas y se confundió en el río. Antes, fui a sentir placer (en otras aguas), y luego dolor y así.
Fue el adiós interminable a Verónica. Ahora he vuelto a nadar, he vueltoa calmar mi sed de sumergirme y me doy cuenta que siento mucha paz y mi cuerpo comienza a fusionarse. Agua.



Un resorte caprichoso me levanta y por un túnel me lanza a la pileta. El agua clorada disimula muy bien la sal de mis lágrimas. 300 metros de pecho. Se me empañan los antiparras. Espalda y miro al cielo. Está celeste y estalla la inevitable manía de buscarle forma a las nubes, la forma de tus manos y de tus ojos. El sol me envuelve y el agua me hace deslizar tranquilamente y masajea, relaja músculos que están soportando tanta contractura. Crol. Patas de rana y crol. Me gusta cuando mecánicamente puedo concentrarme en el movimiento, el vaivén y que la mano corte como un cuchillo filoso cuando acaba la brazada. Pasa más una hora y no me he dado cuenta. Solo silencio y el sonido de las burbujas cuando sumerjo la cabeza y soplo mi querido aire. Transparencia y sudor disimulado.
Luego el hidro me tira los chorros definitivos y me sacude con potencia. Los brillos de la espuma me hacen cerrar los ojos. Las lágrimas no le dan tregua a mis ojos.  Hoy soy agua ... en un rato todos seremos río.

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