22/10/17

Votá que me gusta

(Reedición de otro post)

Cuando era chica antes del nefasto quiebre democrático iba con mi mamá a votar. Da la casualidad, o la cercanía de la primera letra de los apellidos, R el de ella y V yo, que voto en el mismo cole. (ya no)
Cuando la acompañaba, podía pispear en esa enorme escuela de monjas de Alta Córdoba una vitrina de aves embalsamadas. ¡Mamita querida! que feos los ojitos del águila muertita para siempre vidriosos y amenazantes. Otros tenías las alas desplegadas. Otros habían quedado bien patitiezos.
Mi mamá salía re linda en la foto de la libreta cívica, siempre la misma, no como yo que voy por el cuadriplicado con foto color post parto, cara agotada e hinchada (ahora tengo otro y salgo peor). Seguro que a ella le hicieron la foto en un estudio como antes se estilaba. A mí me dijeron: mirá acá pim pum pam, ya está. Rock Horror Show.
Hoy, 22 de octubre, de postre, iré a votar. Un solcito tenue acariciará las urnas, habrá cola pero no importaba, todo bien , todas sabíamos para que estábamos ahí.
Gracias a que la desgracia de la interrupción maldita pasó, entraré una vez más al cuarto oscuro. 

(Esta parte es nueva)
Hoy voto en mi colegio secundario, el Manuel Lucero, transcurrido enteramente durante el Proceso. Está cambiado pero es el mismo. No tengo añoranzas de esas épocas, si un par de buenas amigas. Siempre fui protestona, cuestionadora y aguerrida. Ellas lo recuerdan y yo también, obvio. Yo quería saber más.
Esta vez, mis esperanzas están cansadas, no es como el relato del principio.
Pero voy con ganas, convencida, a depositar la esperanza. A encontrar respuestas como la piba que fui en ese colegio. A sentir la adrenalina que algo tiene que cambiar. 

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